Por: Marcela Romero, Gerente de Manpower Business Professionals
Se estima que para 2025, el 27% de la fuerza laboral será Centennial, sin considerar la consolidación de los Millennials, marcando un importante cambio en cuanto al trabajo intergeneracional, y por supuesto, a la renovación de los liderazgos.
Sin duda, los equipos compuestos por personas de distintas generaciones poseen una riqueza única, generando aportes significativos no solo en la toma de decisiones, sino que también en la cultura y diversidad de una organización.
La nueva perspectiva generacional de un equipo también suele venir acompañado de otras nuevas tendencias que se hacen cada vez más presentes en el día a día del trabajo, entre las que se cuentan distintas innovaciones tecnológicas, que simplifican como nunca antes la agenda de tareas e incluso apoyan la realización de algunas actividades.
Esta nueva combinación posee riesgos, como por ejemplo “dejar que la tecnología haga todo por mí”, o incluso no destinar el tiempo ganado al automatizar tareas, en otras actividades que aporten mayor valor a la organización. Es una curiosa “zona de confort” que a nivel de liderazgos hay que saber identificar a tiempo, y así evitar caer en el denominado “Babysitting”, en que el líder de un equipo debe estar reforzando permanentemente todo lo que debieran hacer las personas.
El talento y la motivación son intrínsecos de cada Ser Humano, pero la cuota de responsabilidad de un líder tiene que ver con cuán motivador es para guiar a su equipo a conseguir el éxito. Esto se logra mediante una comunicación efectiva, permanente y que propicie espacios de networking colaborativo.